Pizzería Bocalino

Lo que hoy descubriréis está narrado desde un entorno particular. Tengo muchas notas acumuladas por lo que podré desarrollar contenidos por un largo tiempo. Pero a partir de ahora serán más que bienvenidas cualquier tipo de información añadida, suministrada por lectores anónimos o conocidos. 

Pero esto trae como consecuencia un nuevo proyecto. Uno no puede dejar escapar las oportunidades gastronómicas que pueden abrirse a partir de ahora. Pero lo primero es lo primero, hemos de confirmar nuestro interés en lo conocido, por lo que seguiremos viento en popa con los artículos de aquello cotidiano, de aquello galaico, de aquello nuestro. 

El establecimiento del que hablaremos a continuación puede considerarse multiusos. Pese a que su categoría es la de Pizzería lo cierto es que hace las veces de restaurante, cafetería, lugar de celebraciones... Estamos hablando de la Pizzería Bocalino, ubicada en la lucense Praza do Rei, que a su vez acoge en su espacio a la Fonte do Rei, centro neurálgico de las celebraciones deportivas en la capital provincial, sin tener en cuenta el color de las mismas. 

Como local no tiene pérdida, esteticamente combina diferentes estilos que logran darle un aire único al establecimiento. Puede que la vista resulte cargada por zonas, pero esto se debe en gran parte a la amplitud del local, distribuído en dos enormes plantas, donde se ubican perfectamente preparadas decenas de mesas. 

Para situarnos mejor, a continuación se adjuntan unas fotos del propio recinto, sacadas de su página web que también enlazamos, ya que en ella se puede conocer la oferta completa de Bocalino y descubrir otros datos de interés. 
Desde aquí, abajo, la barra y las primeras mesas

Imagen de la parte superior



Dicho esto cabe adentrarse en la forma del menú que uno puede degustar. Antes de nada definir el precio, ya que esto va unido al gusto que tengamos a posteriori. Por tan solo 7 euros cualquiera comerá como un señor, quedando sin hambre y sin sed. Este fue el programa de un miércoles 9 de Octubre:

1er Plato:

-Spaghettis gratinados.
-Ensalada de arroz.
-Tomates rellenos de atún.

Uno supera esta primera etapa para alcanzar esta otra.

2º Plato:

-Rodaja de bonito con enslada y patatas cocidas.
-Lasaña casera de carne.
-Churrasco de cerdo con patatas fritas.

Y para dar la puntilla al asunto, el postre:

-Tarta de fresa y nata.
-Macedonia de frutas.
-Tarta de Santiago.

No olvidemos que además el precio incluye pan y bebida. Esta última puede agradar los gaznates más diversos. Cualquier refresco puede escogerse. También el agua puede ser una opción útil, sobre todo si acaba con la cantidad de comida de cada plato, digna de un banquete para dos leones. Pero la clave no solo está en lo abundante, la calidad también tiene un hueco en este tupido telar gastronómico.

El comensal dará con un pequeño quid que puede o no incomodarle: el tiempo de espera. Son muchas las mesas que los camareros han de servir. Pese a que casi todos se deslizan por el recinto tal que Gene Kelly, Bocalino también ha de atender los pedidos telefónicos. Destacar en este punto la oferta 3x1 en sus pizzas, siempre y cuando no nos pueda la pereza y vayamos a recogerlas al local. Pero también hay una opción para los más hogareños, aquellos que ven la lluvia caer fuera del cristal y piensan que eso de meter un pié en la calle no parece muy divertido. Para estos está el 2x1, donde un apuesto motorista le lleva el pedido a casa. Procure dar una propina y seguro que tendrá entrega especial en el próximo pedido.

Exacto. Seguro que a estas alturas ya han descubierto que aquí son especialistas en comida italiana, eso sí dándole un toque galego a todos y cada uno de los platos. Un ejemplo es su 'lasaña de grelos'. Una doble capa de la rica verdura atlántica cubierta de abundante parmesano. En las pizzas, esas 'empanadas sin tapa', rebautizadas así por mi abuela; también han optado por la innovación. Así uno puede leer en su carta delicias como pizza de pulpo o pizza de 'liscos'. Puede que el no lucense se pregunte por el significado de la palabra 'liscos'. Pues se lo aclararé sin más dilación. Este término se usa para el llamado tocino o panceta de cerdo, que también se conoce con entreverada. Es un manjar altamente graso pero muy apreciado en la cocina tradicional galega, sobre todo en empanadas, las cuales suelen ser de un tamaño considerable albergando además una alta cantidad de cebolla.

Los postres en su mayoría caseros, completan un repertorio muy a tener en cuenta. El local situado en un entorno hermoso es una visita obligada para los amantes del buen y abundante comer.

8/10

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Mesón O Fogar

La entrada de hoy viene a resolver uno de los grandes problemas culinarios que se plantean: las cenas de grupo, con sus consecuentes variaciones; cenas de trabajo, cenas de clase, cenas del equipo de Rugby, cenas de la peña de Tute... y así hasta el infinito de grupos sociales que se nos ocurran. El problema es mayor de lo que parece. En esta ecuación entran en juego gustos, dinero y ubicación; diagrama tripartito que debe contentar a una media de 20 personas. En este punto surge la martirizada figura del 'organizador', un valiente al que se le encomienda la búsqueda del lugar perfecto, donde no exista discrepancia, donde esté feliz hasta el que solo come ensalada, hasta el que come con los dedos...

Pues quien les escribe conoce al gran hombre que afronto dicha afrenta. No lo tuvo fácil puesto que la carrera de 'organizador' suele ser corta, al primer fallo, todo se irá al traste. Un simple sitio mal escogido y al olvido. Pero en esta ocasión la respuesta fue certera. En capítulos pasados, nuestro aguerrido grupo de comensales tuvo por mal escoger el Bodegón A Espolada un lugar de nefasto recuerdo.

Hay que explicar que tanto la desgraciada cena como esta con fortuna se desenvuelven en el contexto de las fiestas de San Froilán, que se desarrollan entre los días 4 y 12 del mes de octubre. Como puede entenderse, no es fácil buscar lugar para cenar, ya que el lucense es un ser muy amigo de las 'paparotas' y eso se hace notar en el alto grado de ocupación de los restaurantes y bares de la ciudad ducal. El nivel de atención se reduce notablemente y los tiempos de espera son mayores que de costumbre. Eso es comprensible. Lo que no se acepta de buen grado es que se use un local por encima de su capacidad, todos somos conscientes de que los tiempos y la necesidad aprietan, pero si uno intenta tirar de la cuerda más de lo necesario esta quiebra. Así fue como descubrimos que en A Espolada el afán por tener y tener hizo que el saco se rompiese. Fuimos servidos tarde, mal y arrastro; los alimentos degustados parecían de una cosecha anterior y eso de tomar el café y los chupitos en barra, no se lleva igual de bien en todos los casos.

Pero las críticas negativas no tienen más espacio en esta crónica, ahora debemos afrontar el relato de lo sucedido en el Mesón O Fogar, en el contexto de una cena grupal agradable y en condiciones culinarias excelentes. El importe total de la cena ascendió a 16 euros, que se hicieron rentables a través de los siguientes platos:

Entrantes y primeros

Tortilla, chipirones fritos, croquetas de diferente tipo. (Jamón, grelos, queso).

Segundos

Raxo con patas fritas, Paella de marisco.

A primera vista la cosa no llama por su exotismo, pero créanme que en pocos sitios tengo probado una paella con semejante gusto. La atención exquisita tanto por parte de los dueños como el resto de empleados. Nos situaron en una mesa al final del mesón, donde también estaba otra de una cena contigua. El local está bien acondicionado y además posee una pequeña terraza al final, para estirar las piernas entre plato y plato aunque esto sea entendido como un signo de mala educación. 

Explicar además que la comida fue abundante, habiendo sobrado parte de lo ofrecido, por lo que pese a ser un menú donde se paga una determinada cantidad por cabeza, lo cierto es que la cantidad no está limitada, todo un beneficio para los buenos comedores. 

Incluido en el precio también estaba el postre. Este consistió en un diverso surtido donde uno podía comer desde tarta de queso hasta tiramisú, pasando por bollos chocolateados, todo un placer para los más golosos. Para culminar esta buena panzada un café de pota, a la vieja usanza, el único modo de degustar bien el torrefacto sabor. 

En definitiva, un trato y unos productos exquisitos. Muy recomendable para cualquier cena pequeña o grupal.

9/10

                                          Imagen de la parte de abajo del local

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