Ha llegado el momento de ponerse a la mesa, hemos estado calentando el horno a la temperatura necesaria y ya tenemos todo listo para el banquete que hoy comienza. Al apetitoso, al que sabe de manjares no le hace falta motivación extra. Lo conquistaremos con imágenes y recetas aderezadas con buen gusto. Pero siempre habrá aquel que piense que esto no es más que un blog 'sobre comida'. Para el incauto que persiga tal concepto, yo le animo a que se mire el bolsillo y piense cuántas de esas monedas y billetes van a parar a cuestiones alimentarias. Ahora le pido que dirija la vista hacia su reloj, analice y visualice el tiempo que le queda entre encargo, recado, oficio y ocio. Finalmente piense en dónde ha estado ayer con sus amigos, qué lugar ha sido el elegido para echarse un descanso entre horas de estudio o labores profesionales. Descubrirá que en un alto porcentaje la respuesta es: 
¡Coorrecto!
Bar, cantina, tasca, taberna, restaurante, cafetería, casa de comidas, mesón, cervecería, bodegón, figón...
Son muchos los sinónimos pero solo dos los sentimientos: comer y beber.
Bajo estas dos premisas fundamentales iremos construyendo un 'dossier' socioeconómicogástrico, palabra de digestión lenta, para entender mejor como se las gasta esta tierra en el asunto del bebercio acompañado de frugales pinchos. La idea no puede ser mejor, perdónennos la expresión, pero siendo el deporte estatal el 'tapeo' vespertino, creemos que de aquí puede salir desde una casa de apuestas alimenticias hasta un proyecto de campeonato de ingestión de berberechos. 
Como aval identitario, los que van a escribir te saludan primero, y en segundo lugar te informan de su procedencia:
Lugo, tierra de ríos, ríos de Mencía y Callos
Ubicados pues en una de las urbes con más bares por metro cuadrado, hemos decidido sacar adelante un proyecto escrito y audiovisual sobre la flora y fauna del hábitat 'barítimo'. Desabrochándonos el último botón del pantalón, con una libreta bajo el brazo y un móvil nos equipamos para dar crónica certera sobre el servicio de nuestros ilustres tabernáculos. 
El método que seguiremos es sencillo. Entendiendo el alto consumo de zumo de cebada, elaboraremos de cada establecimiento un resumen donde indicaremos el precio de una caña y derivados. A eso añadiremos una opinión sobre el pincho o tapa recibido, intentaremos que las crónicas vayan exentas de manchas de embutido. Además ofreceremos un testimonio gráfico de nuestra visita al local, dándole protagonismo a los platos, a los que nos dedicaremos en cuerpo y alma. Todo sea por el bien de nuestra cultura de manjares. 
Los objetivos que perseguimos son puramente informativos, no caeremos ante la tentación de la publicidad, aunque nos ofrezcan un jamón Cinco Jotas, esto... un jamón ibérico. Aunque nos engalanen con banquetes dignos de las mejores bacanales. Nosotros queremos dar un testimonio sincero de lo que sucede en nuestros barrios o lugares de visita ocasional. Pretendemos que lo aquí escrito sirva de ejemplo para un uso correcto de nuestros salarios, bastante maltrechos 'per se' los pobres. Además incitaremos al consumo responsable de lo mejor de nuestra tierra, dignificando el trabajo de todos los empleados hosteleros, gentes de bien que mantienen al alza nuestro espíritu. 
Hechas las presentaciones, y con eso de cubrir la ficha técnica de esta treta culinaria declaramos lo siguiente, reunidos en asamblea (en un bar) el día de autos:
1. Servir al servicio y al interés general, informando sobre todo bar al que vayamos.
2. Comer todas las tapas recibidas, independientemente del olor o sabor, ayudando así a fomentar el espíritu de colaboración entre 'barman' y 'bebequintos'.
3. Anotar pormenorizadamente los precios. Marcar las fechas de asistencia, actualizar siempre que sea necesario la ficha de cada local.
4. Pagar todo lo que consumamos, exceptuando lo que nos sea entregado por obra y omisión del precio de la bebida.
5. Oficializar nuestras cuotas de la seguridad social, a riesgo de lo que pueda suceder después de una ingesta de alimentos salvajes como los Pimientos de Padrón.
6. Respetar a la OMS, con todas sus recomendaciones y consejos.
7. Elaborar una escala sincera, del 0/10, teniendo en cuenta variables como precio, cantidad y atención.
8. Dejar pié a comentarios y colaboraciones, permitir palabras malsonantes en relación a nuestro apetito voraz.
9. Realizar turismo gastronómico siempre que nos sea posible, con el fin de elaborar una guía consistente y en la medida de lo posible saludable para el cuerpo y nuestro bolsillo.
10. Escribir con buenas formas, deleitar al lector con adjetivos salados, agridulces y sobre todas cosas, sobre todas las cosas pretendemos hacer reflexionar sobre el estado actual de nuestra dieta y nuestra hostelería.
Atentamente se despide el Comité de Actividades Alimenticias, cerrando este primer capítulo. 








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